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Pastillas para no soñar

Pasos de cebra (09/06/04)

Son muchas las situaciones que me incomodan, pero hay una que puede llegar a sobrepasarme. Los pasos de cebra. Sí, esas rayas blancas que se pintan en la carretera para dar prioridad al viandante cuando quiere cruzar la calle. Tú llegas a uno de ellos, algunos con semáforo incluido y otros sin él. Una vez has encontrado un hueco entre la gente que espera para cruzar, descubres que has ido a colocarte justo al lado de tu ex (!!). Y no un ex cualquiera, no, te has puesto al lado del más gilipollas. Cambiarse es demasiado descarado, así que sacas pecho, subes la cabeza hasta parecer una jirafa, y miras para todos los lados posibles, menos hacia donde está él. Te fijas en el obrero sin camiseta, moreno y sudoroso; en el bebé de la señora de tu izquierda; en el monte; en la cuesta por donde la mayoría de los días ese chico que te encanta sube a las 14.40; en todos los coches que pasan (Parece la autopista en hora punta, ¡qué barbaridad!); en el conductor al que ves buscando entradas para la sesión golfa en el interior de su nariz...Después de semejante panorama, miras de reojo al Gilipollas y, aprovechando que parece estar haciendo lo mismo que hacías tú segundos antes, le observas (disimuladamente) para comprobar si ha cambiado en algo y, de repente...¡¡¡Zas!!! Vuestras miradas se cruzan y, al intentar disimular, vuelven a cruzarse. ¿Y tú qué haces? Lanzas una mirada llena de odio al semáforo porque, aunque pueda parecer que esto ha ocurrido en una hora, solamente han hecho falta alrededor de dos minutos insoportables e interminables. Tras unos segundos, el muñequito se pone verde, cruzas y medio minuto más tarde llegas a la parada del autobús. En ese tiempo a él le han llamado por teléfono y, cuando tú te paras en la marquesina, él, que viene detrás, sigue caminando dirección al parque. Como pasa al lado tuyo, oyes la conversación. Parece que alguien le está amenazando con pegarle. ("¡No lo pienses y hazlo!", dice tu voz interior). Él, todo chulo, le dice que no tiene huevos, y tú deseas que esa persona los tenga mientras piensas en qué es lo que habrá hecho para que le digan eso. Tu ex se pierde calle abajo y el autobús llega, no sin antes ver al chico moreno con su bolsa de deporte. Nada más verle, empiezas a ponerte tan roja que los de Aquí hay tomate te ficharían para sustituir a ese tomate logotipo del programa. Tú no le conoces de ná pero, mientras le dices a tu amiga "Ahí está, mírale qué guapo" piensas "Si esto me sucede sólo con verle, el día que le conozca (Porque le conocerás), ¿Qué me va a pasar?" y tu amiga, como si supiese lo que piensas, te dice "El día que hables con él creo que al lado tendrá que haber una UVI móvil". Qué gracia que tiene la niña, ozú, pero cuánta razón, Dios mío. Aunque yo me conformo con que me haga el boca a boca.

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