Blogia
Pastillas para no soñar

Recordando lo irrecordable (08/05/04)

Me robaste tantos besos como hace un año prometí no darte. Caminamos por aquel parque al que tantas veces escapé; nos sentamos en el mismo banco en el que tantas otras me senté a pensar en ti; y desde el estanque observamos la ventana del salón de tu casa, la misma desde la que, entre besos y abrazos, dos años antes me explicabas la historia de ese parque que ahora era testigo de una promesa que rompí.
En una fría tarde de mayo, con la lluvia cayendo sobre nosotros, rememoramos el día en que nos conocimos, cuando yo no era más que una quinceañera que huía con sus amigas de unos chicos demasiado pesados y tú un veintiañero con camisa y vaqueros. Recordé tu entrada en aquel bar, cuando riéndome las dije "Este chico es para mi". Y así fue. Pero tú fuiste quien dio el primer paso, no yo. Pocos minutos después, entre risas y pícaras miradas, salíamos de aquel local sin rumbo fijo, pero con un objetivo marcado.
De aquello ya hace casi tres años y en este tiempo han pasado demasiadas cosas. Yo ya no soy la niña de las coletitas, esa misma a la que volvías loca, con la que podías jugar a tu antojo, no. Ahora, en ese parque, soy yo la que marca el ritmo, la que establece las reglas de un juego que manejo según me conviene. Ya no me estremezco con tus abrazos, mi piel se muestra impasible a tus besos, mi mente piensa en otra persona mientras estoy contigo.
Y tú, que ahora me pides lo que antes no quisiste, no me digas que me quieres, no me digas que sientes lo que pasó porque, al igual que cuando nos conocimos, tus palabras se las sigue llevando el viento. Es lo único que no ha cambiado y que nunca cambiará

0 comentarios